La intimidad de Paloma y Eduardo ya no les pertenece únicamente a ellos. Los besos y caricias iniciales pronto incorporan a un tercero: Javier, cuyo involucramiento se insinúa mediante mensajes ambiguos a lo largo de la trama. Este cuadro, más frecuente en la Cuba de 2025 de lo que muchos supondrían, trasciende el ámbito privado para proyectarse en las pantallas en la telenovela Sábados de gloria. Calificada por algunos como desmesurada, por otros como transgresora, pero innegablemente necesaria.
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Imagen creada con inteligencia artificial usando ChatGPT
La intimidad de Paloma y Eduardo ya no les pertenece únicamente a ellos. Un plano general revela el dormitorio, donde el juego de claroscuros intensifica la carga erótica de la situación. Los besos y caricias iniciales pronto incorporan a un tercero: Javier, cuyo involucramiento se insinúa mediante mensajes ambiguos a lo largo de la trama. Cuando finalmente se abandonan al placer, el entramado de cuerpos se funde en una sola entidad.
Este cuadro, más frecuente en la Cuba de 2025 de lo que muchos supondrían, trasciende el ámbito privado para proyectarse en las pantallas en la telenovela Sábados de gloria. Calificada por algunos como desmesurada, por otros como transgresora, pero innegablemente necesaria.
“El tratamiento de la sexualidad en la telenovela rompe con los moldes patriarcales, machistas y monógamos, donde tradicionalmente solo se aceptaban vínculos heterosexuales. Además, aborda el concepto de orientación relacional, que se centra en las preferencias de vinculación afectiva, ya sea monógama o no monógama”, explicó a Cubadebate Carla Padrón Suárez, especialista del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX).
Dentro de la no monogamia –explica la psicóloga– existen vínculos abiertos como el poliamor, los tríos o las triejas, que implican una relación sexoafectiva formal entre tres individuos.
“Los tríos se refieren específicamente a conexiones sexuales casuales y esporádicas, sin compromisos ni lealtades afectivas. Hasta ahora en la telenovela se observa una conexión emocional particular entre Paloma, Eduardo y Javier, y será la trama la que determine si evolucionará hacia una estructura formal o se mantendrá en el ámbito ocasional”, señala la especialista.
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¿Trasgresora o desmesurada?
La representación de la sexualidad en la telenovela ha generado numerosas reacciones en redes sociales y en las publicaciones de Cubadebate. Según la encuesta realizada en el portal “¿Qué opinas de la telenovela Sábados de gloria?”, el 34% de los participantes manifiesta agrado por la producción, aunque considera que incluye tramas innecesarias. El 28% la valora como muy buena, mientras que el 14% destaca su abordaje de problemáticas sociales relevantes. Por otro lado, al 13% no le resulta atractiva y el 10% restante la califica como medianamente aceptable.
“Las escenas del trío son excesivas; con una habría bastado para transmitir el mensaje. ¿Qué pretenden comunicar mostrando repetidamente relaciones entre tres personas? Por otra parte, el conflicto del niño entre sus dos madres y su padre homofóbico refleja realidades que nunca veríamos en telenovelas brasileñas o turcas”, comenta Grisel, una espectadora habitual de la serie.
Roberto Ramos, lector de Cubadebate, coincide en que la producción promueve la homosexualidad y otras prácticas que podrían sugerirse sin mostrarse explícitamente. Liesder Rodríguez añade: “Todas las ficciones cubanas actuales incluyen parejas homosexuales. Muchos niños ven estos programas y no considero que sea educativo”.
En contraste, la usuaria Zenia Rodríguez López defiende que “cada individuo tiene derecho a vivir según sus preferencias, siempre que exista respeto. Es positivo que la televisión muestre estas realidades para fomentar una sociedad más informada”.
Otra participante reflexiona: “La comunidad LGTBIQ+ sigue enfrentando rechazo. Criticamos cuando alguien transgrede los roles de género tradicionales, como si esto no ocurriera en nuestras familias. Sin embargo, los padres son responsables de supervisar lo que ven sus hijos, aunque actualmente –debido a la situación energética– la telenovela se retransmite en horarios diurnos.
¿Qué dice la academia?
El investigador Julio César González Pagés, ex coordinador general de la Red Iberoamericana de Masculinidades, considera que el abordaje de la sexualidad en las producciones dramáticas nacionales actuales representa un avance significativo.
“Hace quince años, cuando comenzaron a incluirse personajes homosexuales, estos aparecían cargados de estereotipos. Respondían a los imaginarios sociales de la época, con profesiones muy específicas y frecuentemente con marcados manierismos femeninos”, reflexiona el especialista.
En Cuba se ha acumulado experiencia en el estudio de la comunidad LGTBIQ+ y este bagaje ha permitido que numerosos escritores consulten a expertos al tratar temáticas complejas, lo cual se manifiesta en la representación más auténtica de la diversidad sexual que vemos hoy en pantalla.
Al analizar la relación entre Paloma, Javier y Eduardo, González Pagés establece un paralelo con Doña Flor y sus dos maridos, filme ampliamente difundido en Latinoamérica y bien recibido en Cuba.
“En nuestra sociedad persisten ciertos prejuicios cuando se trata de representaciones locales de esta naturaleza, lo cual refleja claramente nuestra herencia machista. Dudo que generaría la misma desconfianza mostrar a un varón con dos mujeres; sin embargo, la inversión de roles –una mujer con dos hombres– resulta provocadora. Estos micromachismos, aunque universales, adquieren particular relevancia en el contexto cubano que nos ocupa”.
En esta misma línea, la psicóloga Carla Padrón Suárez destaca: “Resulta positivo que nuestra televisión, particularmente en las telenovelas, aborde situaciones reales presentes tanto en Cuba como a nivel global. Las relaciones no monógamas han existido históricamente. Hoy, con mayor acceso a información, redes sociales, globalización y educación sexual integral, muchas personas descubren que pueden elegir libremente sus vínculos afectivos y eróticos, sin seguir necesariamente los modelos tradicionales”.
La experta del CENESEX enfatiza en que todos poseemos derechos sexuales como parte fundamental de los derechos humanos.
“En redes como Facebook hemos observado un intenso debate, con numerosas opiniones negativas que no solo critican el trabajo creativo de la producción, sino que demonizan la representación de realidades que no son patológicas ni negativas. Estas resistencias reflejan carencias en la educación sexual integral y limitaciones personales para comprender la diversidad de expresiones humanas”, analiza la especialista.
La sexualidad impregna todas las dimensiones de nuestra existencia, trascendiendo lo meramente erótico para abarcar identidad de género, preferencias afectivas y formas de relacionarnos. Sin embargo, explica, persisten visiones restrictivas y patriarcales que limitan la libre expresión de muchas personas, generándoles incomodidad ante representaciones mediáticas que, en este caso, muestran estas dinámicas de forma natural y saludable, lejos de cualquier contenido pornográfico.
En Sábados de gloria –señala Padrón Suárez– se presentan interacciones íntimas conscientes, basadas en consentimiento mutuo y deseo genuino. Estos elementos fundamentales –voluntad, atracción y disposición– aparecen representados sin coerción ni violencia. “Considero que el tratamiento ha sido adecuado, pues en ningún momento se muestran situaciones forzadas o presiones entre los personajes”, dice.
“Existe una contradicción en quienes afirman aceptar los derechos de la comunidad LGBTIQ+ pero simultáneamente rechazan su aparición en medios. Esta ambivalencia revela una doble moral: el reconocimiento formal no implica aceptación real. Es fundamental mostrar estas realidades, ofrecer referentes y comprender que la orientación sexual no es una elección, sino una identidad que puede manifestarse en cualquier persona”, enfatiza la psicóloga.
Para Padrón Suárez, la orientación sexual e identidad de género son aspectos fundamentales de la personalidad. “Quienes intentan justificar actitudes homofóbicas o misóginas suelen utilizar como excusa la protección de menores, cuando en realidad la responsabilidad sobre lo que consumen niños y adolescentes recae completamente en los adultos a su cargo.
“Los contenidos que los jóvenes acceden dependen directamente de las opciones que sus tutores les proporcionan. Las telenovelas, como productos culturales, están disponibles para quien desee verlas. Si algún adulto prefiere que sus hijos no las vean, tiene la obligación de supervisar su consumo. Personalmente, considero que esta producción no contiene elementos inapropiados para adolescentes. La clave está en realizar una mediación adecuada: acompañar el visionado, explicar las situaciones representadas y, si fuera necesario, buscar información complementaria. La educación de los menores es una responsabilidad parental ineludible”, expone la especialista del CENESEX.
Quienes argumentan sobre el supuesto peligro para la juventud simplemente encubren prejuicios discriminatorios, reitera. “El rechazo a lo diferente no es innato, sino aprendido. Por ello, hay que defender la educación sexual integral como herramienta para erradicar estereotipos, proporcionando información científica que demuestre la libertad de cada persona para amar como elija, siempre que medien consentimiento, respeto mutuo y ausencia de violencia en las relaciones”.
Sábados de gloria: De la literatura al erotismo en pantalla

Parte del elenco de la Telenovela Sábados de Gloria. Foto: Sábados de Gloria/ Facebook
“En el melodrama, el sexo va más allá de ser un simple impulso biológico natural, es un lenguaje cargado de símbolos y reglas que involucra una buena parte de estas emociones humanas”, describe Jorge Luis Sánchez, guionista de Sábados de gloria. Su responsabilidad social es, precisamente, escribir esos temas complejos “con la misma hondura ética y dramática que exige cualquier conflicto humano”.
“El reto está en tender un puente entre la Cuba plural y desprejuiciada que ya existe y la Cuba que, aún sin lograr asumir una actitud contemporánea y abierta ante los nuevos paradigmas de la sexualidad humana, sigue sintonizando la telenovela en busca de entretenimiento, pero también intentando encontrar un espejo donde reconocerse”.
La sexualidad en la telenovela, asegura, se asumió con el mismo nivel que cualquier otro conflicto: bien investigada, respetuosa, enriquecedora del melodrama y, sobre todo, significativa para su audiencia que hoy no se conforma con una simple mirada a las capas más externas de un romance, sino que quiere penetrar en profundidad su esencia.
En Sábados de gloria su intención fue explorar una parte de la amplia diversidad en la sexualidad humana, pero siempre desde los sentimientos más genuinos y enriquecedores: “En todo momento procuré evitar lo que llamo el morbo como instrumento. Convertir el poliamor o la homosexualidad en simple anzuelo para forzar mediante el escándalo la atención del público, termina erosionando la credibilidad narrativa, banaliza el propio conflicto y desgasta a los personajes, ya que la escena se recuerda, pero la trama se olvida”.
Sin embargo, manifiesta el guionista, en ocasiones los realizadores deciden saltarse por su cuenta el trabajo de escritura y reescritura que se ha elaborado de conjunto con un equipo de asesores y especialistas consultores que responden a las políticas editoriales de la televisión y a los conocimientos científicos más avanzados sobre cada temática. Entonces, “de forma unipersonal e inconsulta, modifican el tono de las historias e incluso su contenido, apelando a libertades creativas muy cuestionables”. Eso sucedió en Sábados de gloria.
“Tal vez en un futuro no lejano, a esta telenovela se le tenga que reconocer como pionera en el tratamiento explícito de temas de sexualidad no binaria. O tal vez no y el tono asignado por los realizadores a las controversiales escenas solo constituya un intento artístico innecesario y desafortunado. Cualquiera que sea el caso, al referirme a esas escenas, seguiré afirmando: la puesta ignoró el tono y el contenido que yo escribí”, asegura.
Al contrario, Alberto Corona, intérprete del personaje de Javier, destaca el cuidado puesto en la representación del poliamor, atendiendo a numerosos matices como las miradas, gestos y ese lenguaje corporal que comunica sin palabras.
«Este enfoque elevó la propuesta a un nivel que personalmente me satisfizo profundamente. Me siento plenamente conforme con el resultado, donde nada resulta forzado ni explícito. Lo que prevalece es la autenticidad en la interpretación, esa verdad escénica tan fundamental para el arte actoral”, reflexiona el actor.
La dirección de Tamara Castellano resultó fundamental, pues nos orientó con claridad hacia la visión que ella concebía para esta trama específica, dice Corona.
“En términos generales, el enfoque adoptado elevó la propuesta a un nivel que, sin falsa modestia, considero sutil e incluso sublime. Considero imprescindible tratar estos temas en nuestras telenovelas. Ser pioneros en abordar por primera vez esta problemática ha generado un intenso debate público, tanto en redes sociales como en la vida cotidiana. Este fenómeno es sumamente positivo, pues fomenta la reflexión colectiva, el análisis crítico y el intercambio de ideas”.
De leyes y amores
Si bien el ordenamiento jurídico protege las relaciones poliamorosas –razón por la cual resulta valiosa su representación en los medios–, es importante distinguir que ni las familias paralelas basadas en el engaño ni la dinámica mostrada en la telenovela actual equivalen a esta modalidad, explicó a Cubadebate la Dra. Ana María Álvarez Tabío, profesora titular de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana.
El primer caso carece de consentimiento mutuo, mientras que el segundo no cumple con la continuidad temporal requerida para considerarse una estructura familiar, al tratarse más bien de una situación ocasional.
Álvarez Tabío explica que la Constitución de la República de Cuba establece las bases jurídicas que protegen las relaciones poliamorosas consensuadas, aunque no las menciona explícitamente. Los artículos 40, 41, 42, 47, 48 y 81 de la Carta Magna reconocen la dignidad humana como valor supremo, el goce de los derechos humanos bajo principios de igualdad y no discriminación y la igualdad ante la ley para todas las formas de organización familiar, asegurando protección sin distinciones lesivas. Asimismo, el Código de las Familias desarrolla estos principios constitucionales en sus artículos 1, 2, 3 y 4.
Agendas y sexualidad en la Cuba del 2025
La psicóloga Carla Padrón Suárez, del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) considera que en la Cuba actual es crucial informarse sobre realidades diversas y cuestionar esquemas preconcebidos. “La clave radica en el respeto, la sensibilidad y la humildad para aceptar que existen múltiples formas de vida. La agresión, ya sea física o digital, jamás está justificada. Cuando se difunde odio en redes, se pierde toda legitimidad argumentativa”.
La psicóloga celebra que los medios audiovisuales aborden estas temáticas, pues son herramientas poderosas para educar.
“Resulta paradójico que las redes se escandalicen por escenas consensuadas entre adultos, mientras naturalizan problemáticas graves como la violencia de género o el abuso de poder. La sexualidad sigue siendo tabú, mientras otras formas de violencia pasan desapercibidas”.
Esto ya ocurrió con representaciones LGBTIQ+ en otras producciones, alerta. La mala noticia para quienes rechazan estas narrativas es que no podrán impedir la libre expresión sexual de las futuras generaciones. “Invito a enfocar el debate en erradicar verdaderas problemáticas sociales, en lugar de inmiscuirse en la vida privada de adultos consensuales”.
El investigador Julio César González Pagés, excoordinador de la Red Iberoamericana de Masculinidades, destaca la relevancia de abordar estas temáticas actualmente: “La mayoría de la población está expuesta a contenidos digitales donde se tratan estos temas, muchas veces de manera irresponsable y polarizada. La telenovela cubana, al ser un producto familiar, ofrece una oportunidad única para presentar estas realidades desde un enfoque inclusivo, sin caer en didactismos”.
Comparando con producciones internacionales, el especialista observa un avance progresivo en la representación de diversidad. “En este caso particular, vemos la compleja situación de una pareja lesbiana criando un hijo y enfrentando los prejuicios de un padre machista. Estos temas merecen ser mostrados porque reflejan realidades sociales”, explica.
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Las telenovelas cubanas han trascendido su función recreativa para convertirse en detonantes de discusiones sociales urgentes. Los tabúes sexuales siguen condicionando el discurso público, y las polémicas no se centran en la crítica artística sino en la tensión entre una sociedad en transformación y los lastres del machismo cultural.
Esta contradicción resulta evidente: relaciones adultas consensuadas generan escándalo, mientras conductas opresivas pasan desapercibidas. Ante este panorama, las producciones audiovisuales asumen una misión formativa, exigiendo a creadores representar complejidades humanas sin simplificaciones ni moralismos.
El intercambio de ideas se revela imprescindible, pero requiere fundamentarse en conocimientos especializados antes que en preconcepciones. La audiencia demanda narrativas que, más que provocar, inviten a reflexionar sobre las múltiples formas de convivencia en la Cuba actual.
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