El cine de Tristán Bauer es una hermosa, diversa continuidad. Cada uno de sus filmes, ficción o documental, es una lucha por que no se pierdan ni la experiencia colectiva ni las lecciones. Dialogan con su tiempo, dialogan entre sí y dialogan con la historia y con seres excepcionales de su patria. La experiencia estética asume sin ruborizarse que hay una responsabilidad y una función social en el cine: visibilizar los hechos y convocar a la reflexión.
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Escena I
El documental Tierra arrasada, estrenado en 2019, es un pistoletazo en la sien. El vértigo que provoca el acelerado montaje y el diseño sonoro no es solo el resultado del uso eficaz de los recursos formales cinematográficos. Es, en última instancia, la interpretación de la convulsión social.*
Con un hábil manejo del rico material periodístico, el metraje nos conduce por los vericuetos tramposos de la destrucción neoliberal macrista, a la vez que ascendemos a la recomposición de las fuerzas populares impulsadas por la visión estratégica de Cristina Fernández de Kirchner.
Estamos en presencia de lo que algunos llaman “documental de urgencia”. Esos que no van a dejar de rondar en la cabeza de un cineasta como Tristán Bauer, y menos ahora, frente al histriónico y desmesurado neoliberalismo de la motosierra.
“¿Para quién fuimos héroes?”, se pregunta un personaje de Iluminados por el fuego, ficción de 2005 basada en el libro homónimo del excombatiente Edgardo Esteban, que narra momentos de la guerra de las Malvinas. El personaje se hace esta pregunta justo cuando los jóvenes soldados conscriptos se desmovilizan luego de que Argentina se rinde y notifica el fin de una guerra que puede considerarse el manotazo final de la dictadura entonces en el poder.
La contradicción interior de estos jóvenes de entre dieciocho y veinte años −hubo cientos de muertos en combate y otros cientos se suicidaron después, como uno de los personajes del filme− fue asistir a una doble derrota. Una guerra con la que se encubrían torturas y desapariciones forzadas y en la que se enfrentaban, por un lado, a sus propios jefes militares, miembros de la dictadura que cometía tales atrocidades y que los había arrojado al combate con improvisación y sadismo, a la vez que se enfrentaban al poderoso ejército británico, apoyado por Estados Unidos y la OTAN. Como siempre, por demás, cuestión de soberanía.
La respuesta a la pregunta del personaje de ficción pareciera que hubiese sido dada desde años antes, y está incluida en el documental Tierra arrasada.
Rodolfo Walsh, en 1969, ya había escrito: “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. La experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece así, como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las cosas” [1].
Escena II
El cine de Tristán Bauer es una hermosa, diversa continuidad. Cada uno de sus filmes, sea de ficción o documental, es una lucha por que no se pierdan ni la experiencia colectiva ni las lecciones. Sus películas dialogan con su tiempo, dialogan entre sí y dialogan con la historia y con seres excepcionales de su patria. La experiencia estética asume sin ruborizarse que hay una responsabilidad y una función social en el cine: visibilizar los hechos y convocar a la reflexión.
Cuenta el propio Tristán que la primera vez que disfrutó de una muestra de cine cubano y otros filmes latinoamericanos del entonces llamado “cine del Tercer Mundo”, tuvo el privilegio de ver, entre otras cintas, Memorias del subdesarrollo, de Tomás Gutiérrez Alea [2]. La conexión entre su admiración declarada por el neorrealismo italiano y por el cine que para entonces se producía y gestaba en Latinoamérica como expresión anticolonial, es evidente que caló en su formación.
Recordemos que, por entonces, en septiembre de 1974, justo un año después del sangriento golpe de Estado en Chile, se reunía un grupo de cineastas en Caracas, Venezuela, con el objetivo de intercambiar experiencias sobre la situación cultural y cinematográfica de los países de la región.
Como resultado de esa reunión se creaba el Comité de Cineastas de América Latina, con la visión de desarrollar un cine comprometido con la descolonización cultural. A su vez, contribuir en la práctica a “demarcar, en cada uno de nuestros países, la línea divisoria que separa al imperialismo y sus intermediarios de todas las fuerzas que luchan por la verdadera liberación nacional” [3].
Han pasado cincuenta años de este hecho trascendental que cristalizó en la gestación y el nacimiento del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano en 1979. Apenas unos años después se creaba la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y posteriormente la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños [4].
Las ideas esenciales de los fundadores están en la obra de nuestro homenajeado. Su vida, articulación de compromiso ciudadano, militancia política y artística, junto a la vocación de servidor público, merecen reverencia.
Ha sido, además de cineasta, director del Sistema Nacional de Medios Públicos de Argentina, fundador de señales televisivas como Canal Encuentro y Paka Paka, director de Radio y Televisión Argentina (RTA), ministro de Cultura, promotor e impulsor del Mercado de Industrias Culturales Argentinas (MICA), siempre consciente de la necesidad de fortalecer la identidad cultural de nuestros pueblos frente a la maquinaria hegemónica de la “industria chatarra made in Hollywood”, y convencido de que un contenido culturalmente profundo y descolonizador puede tener éxito. Máxima que se acuña tanto para su obra como gestor cultural como para su sello autoral cinematográfico.
Escena III
La cámara avanza en dolly in por el despacho del Che Guevara en La Habana. Sobre uno de los muebles del lugar, una grabadora reproduce una cinta magnetofónica que deja escuchar la voz del guerrillero: “… Hay golpes en la vida tan fuertes, yo no sé…”, silban las bombas mientras caen… desde entonces y hasta hoy.
“¿Y el hombre…?”.
Che, un hombre nuevo es para mí el texto fílmico más acabado sobre el Guerrillero Heroico. La figura mítica emerge más humana que nunca; intelectual y soldado, advierte y actúa; sus palabras y acciones resuenan hasta nuestros días; la dimensión de su figura es una desmesura poética atrapada en el tempo cinematográfico. El fin es punto de partida.
Los hechos más complejos de la vida del “hombre siglo”, que fue capaz de reflexionar críticamente sobre el socialismo y a la vez dejar sus huesos en el polvo de su sangrada construcción, desgarran y limpian. Un enamorado de la poesía, un indócil, deja a Vallejo como lo más íntimo que pueda tener su compañera Aleida. No hay entrevistados en este documental: el Che habla, el Che interpela.
“Yo tuve un hermano, no nos vimos nunca, pero no importaba…”, escribió Cortázar [5]. Este poema dedicado al Che, incluido en el documental que en 1994 realizara Tristán sobre el gran escritor argentino, trasvasa, en la tela de araña de la creación, el humanismo que une a personalidades de la historia que son a su vez personajes de sus películas.
Escena IV
Los títulos mencionados y otros magistralmente concebidos por su creatividad y capacidad para la investigación histórica, como Evita, la tumba sin paz, un sentido escarbar en la memoria viva de Eva Perón, y Los libros y la noche, introspección en la laberíntica obra y vida de una de las voces más importantes de la literatura en lengua española, Jorge Luis Borges, han concedido a este cineasta el reconocimiento de los públicos y la venia de los jurados.
Cada espectador tiene el deber −y el derecho que le ofrece Tristán− de construir, sentir e interpretar a su medida. La obra abierta, como la Rayuela de Cortázar; pasar por la rebeldía de los poetas, como se debe pasar por la de los pueblos: sin desconexiones de momentos anteriores. Vivir el torbellino de la espiral, los enrevesados estantes y galerías de las bibliotecas. “Para que la antigua bala −diría Borges− no concluya con los hombres y con su prodigioso y frágil destino” [6].
Obras multipremiadas como Iluminados por el fuego, premio especial del jurado en San Sebastián (2005) y Goya a mejor película extranjera de habla hispana (2005); premio al mejor documental del Festival Internacional de Cine de Montreal (2010) por Che, un hombre nuevo; Cóndor de Plata a la mejor obra del cine argentino de 1995 a Cortázar; reconocimientos a su obra cinematográfica como el Premio Konex-Diploma al Mérito Documental 2001, o el Premio Fundadores, del Festival de Cine de Tribeca de Nueva York, entre otros, dan testimonio de sus resultados artísticos.
Pero Cuba y su Festival, parafraseándole, uno de los que más quiere, le han deparado grandes reconocimientos a lo largo de su carrera. Ha integrado el jurado internacional en varias ediciones, se han presentado sus obras y ha sido premiado.
Recordemos: Cortázar, Premio Saúl Yelín en 1994; Evita, la tumba sin paz, Primer Premio Coral de documental (1997); Los libros y la noche, Primer Premio Coral de documental (1999); Iluminados por el fuego, Premio Coral de guion inédito (2000) y Gran Premio Coral (2005); El camino de Santiago, premio especial del jurado al mejor documental y el de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano en 2018.
A Cuba le une una hermosa relación de años que prefiero expresar en sus propias palabras: “Nací en 1959, estoy marcado desde la raíz (…) por esa Revolución (…) el triunfo de Fidel Castro, del Che y todos los jóvenes revolucionarios es un símbolo” [7].
A esta, su casa, ha venido en múltiples ocasiones para, además de participar del gran evento cinematográfico de diciembre, asistir a encuentros de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, a las conferencias Por el Equilibrio del Mundo, congresos, reuniones e intercambios de experiencias, donde también se incluyen los aportes y el acompañamiento que ha dado a la televisión cubana.
Mención específica merecen sus pronunciamientos contra el bloqueo del Gobierno de Estados Unidos a nuestro país.
Todo lo hasta aquí reseñado, y mucho más que no pueden abarcar estas palabras, ha sido el motivo para que la Presidencia de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba haya decidido otorgarle a Tristán Bauer el Premio Internacional de Cine Tomás Gutiérrez Alea.
Esta distinción reconoce a cineastas que sostienen una entrañable relación con Cuba, han realizado contribuciones significativas al cine y reflejan un espíritu innovador y comprometido con el necesario y permanente cambio social. Estos rasgos, característicos de la obra de Titón, no dejan margen a dudas en la de nuestro querido Tristán.
Escena V y final
“Todo cine es político. Creo que el cine es un discurso, y de allí se puede desprender, hacer, el análisis político. Alguno es más claramente político y otro lo es menos, pero sin duda todo cine es político” [8].
El “hegemón” de los tiempos fundacionales del nuevo cine latinoamericano sigue siendo el mismo, y ahora con mayor control global tanto en materia de producción como de distribución. Los retos en la gestión de contenidos contrahegemónicos en la era de internet exigen definiciones a tono con la máxima de Bauer. Es menester seguir profundizando en lo que nos une, dentro de la diversidad, y defender nuestras culturas, pues desde ellas es que se defiende nuestra libertad y, por tanto, nuestra existencia.
El “con todos” martiano, que es profundamente antiimperialista y humano, no comulgaría nunca con genocidios como el de Gaza, crimen de lesa humanidad convertido en morboso espectáculo audiovisual que copa la experiencia estética multipantallas de hoy. Este contexto sigue exigiendo la certeza de la “línea divisoria” que delimitaban los cineastas en su Declaración de Caracas.
“Todo cine es político”. La sentencia es cada vez más preclara.
Gracias por tu obra, amigo, hermano, cuestión que, aunque me place decir, no es lo importante. Sino gracias, amigo, hermano de Cuba, que es lo trascendental.
Felicidades, Tristán, y un gran abrazo.
* Palabras de elogio al cineasta argentino Tristán Bauer con motivo de la entrega del Premio Internacional de Cine Tomás Gutiérrez Alea durante el 45 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.
(Tomado de Cine Cubano)
Notas
[1] Texto incluido en el documental Tierra arrasada. Rodolfo Walsh: Cordobazo, publicado en el periódico de la Confederación General de Trabajadores (CGT) de Argentina, 1969.https://ctaa.org.ar/rodolfo-walsh-a-45-anos-de-su-secuestro
[2] Sobre esta experiencia cinematográfica de Tristán Bauer:https://www.cubaperiodistas.cu/2021/05/todo-cine-es-politico-aunque-no-se-proponga-serlo-parte-i/
[3] Declaración de los cineastas latinoamericanos en el encuentro de Caracas:http://cinelatinoamericano.org/biblioteca/fondo.aspx?cod=2794
[4] El Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano se crea el 3 de diciembre de 1979; la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, el 4 de diciembre de 1985, y la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, el 15 de diciembre de 1986.
[5] Poema de Julio Cortázar Yo tuve un hermano:https://trianarts.com/julio-cortazar-yo-tuve-un-hermano/#sthash.xNGl9eqM.dpbs
[6] Poema de Jorge Luis Borges In memoriam J. F. K.:https://www.poeticous.com/borges/in-memoriam-j-f-k?locale=es
[7] “La Revolución cubana será siempre un faro”:http://www.fidelcastro.cu/es/noticia/la-revolucion-cubana-sera-siempre-un-faro-tristan-bauer
[8] Tristán Bauer: «Todo cine es político, aunque no se proponga serlo (parte I)».https://www.cubaperiodistas.cu/2021/05/todo-cine-es-politico-aunque-no-se-proponga-serlo-parte-i/
Cultura – Cubadebate